La reparación y mantenimiento de un foróptero requiere conocimientos técnicos especializados debido a su precisión y complejidad.

El proceso comienza con una inspección inicial y pruebas funcionales para identificar problemas ópticos, mecánicos o electrónicos. Si se detectan fallos, el técnico desmonta el dispositivo cuidadosamente, reemplaza piezas dañadas, lubrica componentes y realiza ajustes precisos. Tras el reensamblaje, se calibra el foróptero para asegurar mediciones exactas.

Finalmente, se realiza una revisión final y se entrega al cliente con un informe detallado. El mantenimiento preventivo incluye limpieza regular, revisiones periódicas y almacenamiento adecuado para evitar futuras fallas.

Estas labores aseguran que el foróptero funcione de manera óptima, prolongando su vida útil y manteniendo la precisión necesaria para los exámenes visuales.